Ser y actuar como vegana es abogar por la no violencia y el respeto hacia todos los animales que cohabitan la Tierra con nosotros. Seres sintientes que tienen el mismo derecho de disfrutarla en paz.
En los últimos años, el veganismo ha despertado cada vez más interés, y ganado nuevos corazones a medida que crece la información acerca de la explotación a la que son sometidos los animales por los humanos y la sociedad. Si bien, se lo asocia a un tipo de alimentación, el veganismo es mucho más que una forma de comer. Es una ética de vida que atraviesa incontables elecciones del día a día.
El veganismo es empatía. Todos merecemos vivir en paz y ser tratados con respeto.
¿Qué impacto tienen mis compras sobre los animales y el medioambiente?
Puede que te sorprendas al ver la cantidad de productos -aparentemente inofensivos- que se elaboran bajo un modelo de explotación animal brutal.
Por un lado, las producciones ganadera, avícola, porcina y pesquera con sus obvias consecuencias de dolor y muerte al que se le suman el impacto medioambiental que supone el exceso de recursos naturales y desperdicios contaminantes de las macrogranjas.
Incontables son las categorías de productos que se testean en animales, desde espumas de afeitar hasta bronceadores. Algo totalmente innecesario y cruel. Los supermercados están llenos de productos con derivados de animales, y sí, la letra pequeña cree que lo oculta todo. Es necesario abrir los cinco sentidos y elegir que sí y que no irá en tu carro.
Aquí tienes algunos ejemplos de algunos de los aditivos de origen animal más utilizados:
- Carmín (un pigmento rojo que proviene de la cochinilla machacada)
- Gelatina: elaborada a base de piel, huesos y pezuñas. Forman parte de los dulces de los niños.
- Lanolina, una secreción de las glándulas sebáceas de las ovejas que se usa por ejemplo en pomadas, ungüentos y cosméticos.
- Suero de leche
- En esa cerveza que compartes con amigos se van la cola de pescado, la albúmina y la caseína.
La industria de la moda no se queda atrás con sus prácticas crueles para la obtención de lanas, pieles, sedas y cueros. Todos esos elementos hoy, tienen su reemplazo libre de sufrimiento.
¿Y qué hay del entretenimiento? Estoy segura que todos en la infancia veíamos como “normales” las visitas al zoo, al acuario, o los paseos a caballo. Sin darnos cuenta que cuesta toda una vida en cautiverio y explotación para todos los animales que se encuentran allí. La mayoría de los zoológicos españoles en la actualidad incumplen las normativas europeas y apenas realizan inspecciones. Los animales se enferman y se pone en juego no solo la vida de ellos, sino la de todos. Los animales merecen vivir en su hábitat natural, no encerrados una cárcel de cristal urbana. Lo mismo con los acuarios y circos con animales.
En nuestras elecciones está el poder de activar o desactivar estas industrias y apostar por aquellas más sustentables y respetuosas con los animales y con la naturaleza.
Gracias a la creciente demanda de productos cruelty free, son cada vez más las prendas de vestir, cosméticos, alimentos, y hasta artículos de limpieza los que se producen sin crueldad animal. Esto, unido a la información en la palma de nuestra mano, hace que sea más fácil que nunca acercarse a un estilo de vida que aboga por la no violencia. Si quieres descubrir marcas cruelty-free puedes ver descargarte el listado aquí.
Parte importante del cambio de paradigma es que nos replanteemos que nuestra manera de consumir responda a nuestra necesidad de subsistencia.
Y tú, ¿estás lista para darle un giro consciente a tu vida y ampliar tu círculo de empatía?
Te espero por aquí, para acompañarte a explorar el camino hacia el equilibrio en armonía con tu cuerpo y con la naturaleza. Eso es lo que da nacimiento a Vegan Expedition: empatía, amistad y el respeto por todos los que vivimos en este hermoso planeta.