El humano, poseedor de una mente y un cuerpo emocional, puede vivir de dos maneras: de manera inconsciente y por consiguiente sin intenciones claras, o de manera consciente, con un propósito bien definido en torno al cual girará todo su mundo como individuo.
La intención es un acto muy poderoso porque permite dirigir una acción hacia un objetivo específico, sin por ello apegarse al resultado. Porque la intención no es un medio para alcanzar un fin, sino un fin en sí.
Y aunque es verdad que el futuro no se puede adivinar, sí que se puede intencionar. La intención es el motor que da vida a un acto, sentido a una palabra, valor a una emoción. En la palabra intención se encuentra el concepto de moción o acción. Una acción consciente, bien diseñada y orquestada.
Porque considero la intención como un acto sagrado y de inestimable valor, y porque muchas me preguntáis cómo trabajar una intención a vuestras gemas, hoy me gustaría hablaros con más detalle sobre este tema.
¿Qué significa intencionar o ‘programar’ una gema?
Una gema es un ser energético que merece ser tratado con amor y respeto. Aunque suele atraer por su belleza exterior, todo el mundo acaba rendido a su encanto interior.
Cuando llega a nuestra vida una gema o la compramos, es importante intencionarla o programarla, para darle un sentido y hacerla tuya. Un propósito específico, una dirección que seguir. El primer gesto a hacer es darle la bienvenida purificando su energía. Para ello podemos utilizar un palo santo o salvia.
Las gemas son seres con una vibración específica que al entrar en contacto con nuestro campo electromagnético, transfieren su energía y cualidades personales. Por eso es importante escoger una gema con intención: porque su personalidad va a influir nuestra personalidad. Su forma de ser puede intervenir en nuestra forma de ser y ver.
¿Por qué quieres utilizar esta gema? ¿Qué quieres que haga por/para ti? ¿Cuál es el propósito que quieres darle en el día de hoy?
Algo a tener en cuenta, es que la intención de una gema puede cambiar a medida que tu cambias. Está igual de viva que tú. Más abajo, encontrarás un ritual para aprender a intencionar tus cristales y gemas.
La Luna, los cristales y el poder de la intención.
Por otro lado, tenemos la luna. Sus fases nos ayudan a escoger la intención que queremos darle a nuestro día, por ejemplo. A una acción en concreto. A un tipo de pensamiento que estamos teniendo.
En Luna Nueva, buscaremos intenciones relacionadas con los nuevos comienzos, con el despertar de nuestros deseos internos. Es un momento ideal para intencionar el emprendimiento de un proyecto, por ejemplo. Aquí es muy interesante utilizar un masivo de pirita, ya que nos conecta con nuestra creatividad interior, confianza y persistencia para llevar las cosas hasta el final: nada como empezar sabiendo que haremos lo posible por conseguir lo que deseamos.
En Luna Creciente, utilizaremos nuestra intención para abrir nuestro corazón. Esto nos ayudará a expandir y acelerar el proceso de manifestación. En este caso, podemos utilizar un cristal de cuarzo rosa, ya que trabaja en el cuarto chakra y nos permite estar receptivos ante los signos de la vida desde la compasión y plena atención.
En el Cuarto Creciente, la intención se centrará en observar y reflexionar sobre cómo se está desarrollando el proceso. La amatista es fantástica para esta fase, pues nos ayuda a relajarnos y apaciguar nuestra mente para conectar con el presente y saborear la magia de la contemplación consciente.
En la Luna Llena, la energía toma una elevada frecuencia vibracional, acelerando todos los procesos y trayendo los frutos de nuestros esfuerzos. En este caso, la intención puede ser la de soltar la resistencia y expectativas y dejar que la vida se encargue de los últimos detalles. Las cosas llegan cuando abandonamos el miedo a no conseguir lo que queremos y nos sentimos satisfechos con cada gesto hecho. Aquí podemos utilizar un cuarzo blanco, ya que no sólo amplifica la energía sino que nos aleja de emociones negativas: en la recta final es importante mantener la energía elevada si queremos recibir aquello por lo que hemos estado trabajo durante las lunas pasadas.
Ritual para intencionar tu cristal.
Ya que hemos hablado de intención, gemas y fases lunares, me gustaría acabar proponiéndote un ritual para darle una intención a tu vida y amplificar su energía a través de una gema y la luna.
- Antes de empezar, piensa determinadamente en lo que quieres trabajar y si esto se alinea con la energía lunar del momento. Una vez has identificado la frecuencia vibracional de ese día y has pensado en algo que deseas manifestar o desarrollar en tu vida, piensa en el cristal que se alineará con ambas energías.
- Una vez bien definido esto, dirígete a tu altar, al atardecer, frente a la luna si es posible (también puedes utilizar una fotografía que represente la fase en la que te encuentras en ese momento).
- Enciende un sahumerio y purifica el entorno y tu cuerpo. Puedes ir respirando a medida que te vas moviendo e intencionar estos movimientos: sahumas para limpiar, depurar energía negativa y así recibir energía positiva.
- Enciende una vela que tenga un aroma agradable para ti. Coge tu cristal y siéntate en una postura cómoda sentada. Observa la luna. Observa la gema.
Ahora cierra los ojos y piensa en tu intención. Visualiza tu intención dentro de ti.
Imagínala, dale vida a través de tus pensamientos.
- Recrea el escenario de tus sueños más bellos. Con los ojos cerrados, siente como la energía del cristal amplifica este imaginario. Como el poder de la luna participa en la manifestación de este sueño anhelado. Siente la energía circular dentro de ti e impregnar cada célula de tu piel. Cada célula de está familiarizando con esta nueva realidad que quieres crear. Cada átomo se está transformando en este ser que quieres ver nacer.
- Sigue visualizando tu intención. Siente el enorme poder de tu corazón y motivación, conjugado con la luna y la gema. Nada te puede impedir manifestar esto que te hace sonreír y soñar.
Tú creas tu realidad: deja que la gema y la luna te ayuden a avanzar y manifestar.
Una vida sin intención, es una especie de vida sin misión. Una existencia sin un sentido claro. Es como caminar tambaleando.
La intención que le pones a un gesto es más importante que el propio gesto. Tu manera de hacer las cosas es más valiosa que las cosas en sí. Cuando haces un regalo, lo importante no es el regalo, sino la intención detrás del regalo. Cuando das un consejo, lo importante no es el consejo sino la intención de ese consejo. Cuando emprendes algo en la vida, lo importante no es lo que has emprendido sino la intención detrás de ese gesto tan bonito.
